Segovia es una ciudad perfecta
para hacer turismo con peques. Es una de las ciudades castellanoleonesas con más
encanto debido a su patrimonio arquitectónico, herencia de los romanos. Todo el
centro histórico de la ciudad se encuentra peatonalizado o con acceso muy limitado a los coches (residentes y carga y descarga), por lo que se puede
pasear tranquilamente. Su Ciudad Vieja y el famosísimo Acueducto son Patrimonio de la Humanidad desde 1985.
Una buena ruta para disfrutar la
ciudad es partiendo de la Oficina de Turismo – o Centro de Recepción de Visitantes –
de la Plaza del Azoguejo, justo a los pies del famoso Acueducto Romano. Allí os informarán muy bien y, podréis ver una
gran maqueta de la ciudad. Después de admirar el acueducto, subir por la calle Real
(en realidad tiene tres tramos con nombres diferentes) y tras pasar el mirador
de la Canaleja, se llega a la preciosa plaza medieval de San Martín, con su
espectacular iglesia románica. Siguiendo por la calle Real, y dejando a la izquierda
el barrio de la Judería (por el cual también es recomendable dar un paseo), se
llega a la plaza Mayor donde está la Catedral de Segovia. De allí atravesando
el barrio de las Canongías se llega al imponente castillo que es el Alcázar de
Segovia.
El Acueducto Romano es uno de los
más antiguos en existencia, construido durante épocas del Emperador Trajano (100
DC). Hecho con bloques de piedras, la estructura aún está en funcionamiento.
Sus 163 arcos y 29 metros de altura, en su punto más alto, se sustentan gracias
a sillares de piedra de la Sierra de Guadarrama sin argamasa, plomo o mortero,
piedra sobre piedra. El acueducto recorre 15 km antes de llegar a la
ciudad. El folclore popular quita la
autoría de esta impresionante obra a los romanos y se la adjudica al diablo.
Según la leyenda,
Atención! historia para contar a los peques:
una niña subía todos los días a la montaña y bajaba con el
cántaro lleno de agua. Un día, cansada, pidió al demonio que construyera algún
medio para que no tuviera que subir y bajar todos los días con el cántaro. El
diablo, le concedió el deseo a cambio de que, si conseguía terminaba el
acueducto antes de que cantara el gallo, le tendría que dar su alma. La niña
accedió y el diablo comenzó a construir el acueducto, momento en que la niña se
arrepintió de haberlo deseado. Justo cuando le quedaba una piedra para terminar
cantó el gallo, lo que hizo que perdiera la apuesta y la niña no perdió su
alma. En el hueco que quedó es donde está ahora puesta la estatua de la Virgen
de la Fuencisla.
La catedral situada en la Plaza
mayor de Segovia, es una de las más bonitas de Castilla. Una
curiosidad es que se confundieron con algunos planos de la catedral de Salamanca e iban a ser las mismas
catedrales hasta que se dieron cuenta. Se la llama la Dama de las Catedrales
por sus dimensiones y su elegancia.
El Alcázar de Segovia es uno de esos lugares de visita
obligada. Se alza en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores en una
estratégica situación que constituía protección, se asienta sobre una elevación
rocosa recortada a modo de proa. Es una espectacular fortaleza con forma de
castillo. Tiene numerosas torres vigías, que destacan por su singular forma
cónica.
Si aprovechas la visita para coincidir con Titirimundi (Festival
Internacional de Teatro de Títeres) a los niños les parecerá la mejor ciudad
del mundo. Este festival que empezó en 1985, llena las calles, palacios y
patios de Segovia con más de 30
compañías de títeres nacionales y extranjeras ocupan los palacios, calles y
patios de Segovia, convirtiendo la ciudad en una alegre fiesta. Algunos
espectáculos son gratuitos y otros precisan entrada.
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