Tal y como contaba en el anterior
post, el tren de cercanías nos llevó desde Düsseldorf hasta Colonia. Nuestro
apartamento estaba céntrico y cercano a la estación, pero en la orilla del Rhin
opuesta a la Catedral.
Fundada por los romanos como
Colonia Agrippina, Colonia (Köln) es una de las ciudades más antiguas de
Alemania. En la Edad Media se convirtió en un importante centro de peregrinación
medieval, cuando el arzobispo Rainald de Dassel entregó las reliquias de los
Reyes Magos a la catedral de Colonia (1164). A los peques les encanta oír las historias de los Reyes de Oriente, pero no hay mucho merchandising (más bien poco) al respecto de ellos en las tiendas.
Colonia es una ciudad muy moderna. No encontramos grandes edificios históricos ni un centro urbano clásico como en otras muchas ciudades europeas. Esto es debido a que desde 1940 hasta 1945, Colonia sufrió grandes daños por los bombardeos aéreos de los aliados en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Nueve de cada diez edificios del centro de la ciudad fueron destruidos. Tan sólo quedó en pie la catedral gótica, dañada sólo levemente..
Colonia es una ciudad muy moderna. No encontramos grandes edificios históricos ni un centro urbano clásico como en otras muchas ciudades europeas. Esto es debido a que desde 1940 hasta 1945, Colonia sufrió grandes daños por los bombardeos aéreos de los aliados en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Nueve de cada diez edificios del centro de la ciudad fueron destruidos. Tan sólo quedó en pie la catedral gótica, dañada sólo levemente..
Para llegar a la Catedral, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1996, teníamos que atravesar un puente (puente de Hohenzollernbrücke). Este puente está lleno de candados. Según la tradición, los enamorados cuelgan en el puente un candado con sus iniciales grabadas, lo cierran y arrojan las llaves al río como signo de amor eterno.
Antes de atravesar el puente está el edificio Kölntriangle al que se puede subir en ascensor (34 plantas), previo pago de 3€. Su plataforma permite una vista panorámica de 360 grados sobre toda la ciudad. Unas vistas espectaculares. Si subís al atardecer, tendréis al sol detrás de la catedral.
La entrada a la Catedral es gratuita. Se puede subir al mirador en lo alto. Hay que tener en cuenta que son 500 escalones
por una estrecha escalera de caracol que, por esta vez, declinamos subir pues nuestra peque es demasiado peque para esto, pero demasiado pesada para subirla en brazos. Cuesta 2€ para
los adultos y 1€ los niños.
Con una altura de 157 m el Dom,
está considerada la cuarta catedral más alta del mundo. Es un edificio inmenso
dividido en cinco naves. Puedo aseguraros que los peques se quedan
impresionados. Detrás del altar, encontramos
el precioso Dreikönigenschrein (Cofre de los Reyes Magos).
La catedral, además de las tradicionales vidrieras de colores típicas de estas construcciones y el impresionante órgano, está llena de curiosidades que os invitamos a descubrir con vuestros peques, como una tumba "amurallada" o la escultura de un obispo en posición "de descanso".
La catedral, además de las tradicionales vidrieras de colores típicas de estas construcciones y el impresionante órgano, está llena de curiosidades que os invitamos a descubrir con vuestros peques, como una tumba "amurallada" o la escultura de un obispo en posición "de descanso".
Junto a la Catedral de Colonia se encuentra el Museo Romano-Germano (Römisch Germanisches Museum). En el museo se encuentra una valiosa colección de objetos encontrados durante las diversas excavaciones arqueológicas en la ciudad. Desde el exterior del edificio, a través de una gran ventana, se puede ver un gran mosaico creado aproximadamente 220 años después de Cristo.
Enfrente de la Catedral, dejando
a mano izquierda el museo romano, puedes encontrar la fuente de los
duendecillos de Colonia, justo enfrente de la cervecería más antigua de Colonia
“Früh”. Si vais con peques, no podéis dejar de contarles la historia de estos duendecillos:
cuenta la leyenda que hace muchos años vivían los Heinzelmännchen en
Colonia, que son una raza de duendes que se ocupaban de todo el trabajo de la
ciudad cuando la gente dormía. Los hombres podían dedicarse a lo que
quisieran durante el día ya que por la noche los Heinzelmännchen se ocupaban de
su trabajo y dejaban todo hecho para la mañana siguiente. Sin embargo la mujer
del sastre, que era muy curiosa, quería averiguar cómo su marido hacía el
trabajo si le oía dormir. Así que una noche dejó garbanzos en el suelo y se
quedó despierta esperando; y cuando oyó a los duendes resbalar, corrió a mirar.
Los Heinzelmännchen se enfadaron tanto que se marcharon de Colonia, y desde
entonces los habitantes de la ciudad tuvieron que hacer su propio trabajo.
Atención! historia para contar a los peques:
Paseando por las calles puedes
ver el antiguo Ayuntamiento (Altes Rathaus). A la izquierda en uno de los lados
de la torre, la que está de espaldas al ayuntamiento hay un reloj y un pirata que
a las 12 en punto y a las 6 en punto saca la lengua. Al lado del ayuntamiento,
hay unas excavaciones arqueológicas correspondientes a lo que hace siglos fue el barrio judío.
Justo detrás del ayuntamiento
encontramos el mercado antiguo. Tiene en su centro una fuente dedicada a Jan
von Werth, un general alemán de caballería durante la Guerra de Treinta Años.
Aquí es donde comienza y se celebra todos los años el carnaval de Colonia. Si
buscas con atención en las fachadas que dan a la plaza podrás encontrar una
estatua de un culo (sí, sí, he dicho culo) que recuerda los tiempos en que no había baños y los
excrementos salían por la ventana…
Todavía me quedan más cosas que
contaros de esta ciudad pero será en el siguiente post…
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