Montblanc es un pequeño tesoro en el corazón de la provincia
de Tarragona (a unos 40 km de Tarragona). Posee el título de Villa Ducal desde
1387 y su casco antiguo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1948.
Esta preciosa villa medieval se conserva en muy buen estado y es la cuna de una
conocida leyenda. Su casco antiguo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1948.
Atención!! Leyenda para contar a los niños
Hace muchos años un dragón feroz
aterrorizaba a los habitantes de
Montblanc, devorando sus animales. Para
evitar su ataque, se decidió ofrecer al dragón cada día un vecino. Se realizó
un sorteo entre todos, incluida la familia real, y la suerte quiso que la primera persona escogida fuera la hija del rey. Cuando se disponía a ser engullida por
el dragón apareció un caballero y la salvó hiriendo de muerte al dragón. Era
San Jordi. En el lugar donde el dragón derramó su sangre nació un rosal de
rosas rojas. Desde entonces se mantiene la tradición catalana en la que los
hombres regalan una rosa a su amada.
Si te diriges en las murallas al Portal
de San Jordi, ese es el lugar exacto donde San Jordi acabó con la vida del
dragón. Las murallas tienen varias puertas de entrada al casco antiguo y permanecen
tal como fueron levantadas en el siglo XIV. Estas puertas de acceso a la villa
se sitúan en los puntos cardinales: Portal de San Jordi, el Portal de Bové, el
Portal de San Francesc y el Portal de San Antoni. Las torres defensivas tienen
una base rectangular, a excepcional de una de ellas que es pentagonal, la
llamada Torre dels Cinc Cantons.
En el interior del recinto amurallado encontramos un entramado de callejuelas y casitas bajas. Es
un placer pasear por esas calles adoquinadas llenas de historia. Cualquier
camino acaba por conducirnos a la Iglesia de Santa María, una iglesia gótica
del siglo XIV. También merece la pena pararse en la Plaza Mayor, allí
encontramos: La Casa de los Desclergue que fue residencia del representante del
rey; la Fuente Mayor de 1804 en la cual destaca en la parte superior un escudo
esculpido de España flanqueado por los de Cataluña y Montblanc y el
Ayuntamiento.
Un paseo por la calle de los judíos hará que nos
transportemos al siglo XIII. Antiguamente disponía de una sinagoga, un
cementerio y comercios. Actualmente queda una calle donde se conserva un arco
medieval. Al lado, el Palacio Alenyà del siglo XIV es parada obligatoria.
Un momento especial para disfrutar de esta ciudad es visitarla en su tradicional SemanaMedieval de la leyenda de San Jordi, que se celebra cada año entre el 23 de
abril y el 3 de mayo. Toda la ciudad se traslada a la época medieval, con sus trajes, los torneos, la
música medieval de dulzainas y tambores e incluso un mercado, donde se puede
adquirir embutido, artesanía típica y cata de vinos.
Si la escapada es de varios días, se puede aprovechar para
conocer enclaves cercanos, muy cerca se encuentran dos importantes monasterios
de la Ruta del Cister: el de Poblet y el de Santes Creus. También merece la
pena a cercarse a Tarragona, pero esas visitas las dejaremos para otro post.
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