Tanto si viajas a Barcelona como
si vives allí, el Parque Güell (Parc Güell en catalán y Park Güell en sus
orígenes) es visita obligada si tienes niños. Antes su entrada era gratuita,
pero desde el 2013 es necesario pagar entrada. A priori puede parecer un poco
caro, pero merece la pena disfrutar de este enorme jardín con preciosos elementos
arquitectónicos diseñados por Gaudí, y considerado Patrimonio de la Humanidad.
Situado en la montaña del Carmelo,
dispone de unas vistas privilegiadas de Barcelona. Puedes llegar allí en coche,
en autobús urbano (líneas H6, 32 y 24, con parada en Travessera de Dalt) y en
metro (línea verde - L3, paradas: Vallcarca o Lesseps). Otra posibilidad es
bajarte en esa parada del Bus Turístico o el Barcelona City Tour.
El parque recibe su nombre de
Eusebi Güell, un acaudalado empresario apasionado por las obras de Gaudí, el
cual fue su principal mecenas. Aunque la primera idea fue la construcción de un
conjunto residencial de lujo, con el paso de los años esta idea se abandonó y en su lugar se construyó este
original parque digno del escenario de un cuento.
Si vas con carrito de bebé, algún
tramo de escalera puede resultar más complicado (pero perfectamente manejable, hay estaciones de tren y metro con muchas más
escaleras…); si los peques andan (y suben escaleras) no hay problema para
disfrutarlo.
Hemos estado varias veces en el Parque Güell, y yo recomiendo para la primera vez realizar la visita típica por
la zona monumental y emblemática. Con una extensión de unas 17 hectáreas, está repleto de formas
onduladas, columnas con aspecto de árboles, figuras de animales y diferentes formas
geométricas. Muchas de las superficies están decoradas con mosaicos realizados
con trocitos de cerámica de colores, lo que da lugar a un gran colorido.
Con los niños se puede jugar al
escondite en la Sala Hipóstila o Sala de las Cien Columnas, coger agua del chorrillo que emana
de la boca de la salamandra o dragón (hay diferencia de opiniones sobre qué
es),
dar un paseo por alguno de los viaductos y ver el mar en el horizonte sentándoos en el
famoso banco de mosaicos desordenadamente ordenados que zigzaguea. Otro punto
de obligada visita es el Turó de les Tres Creus (Colina de las Tres Cruces).
Este el punto más alto del parque y se obtienen panorámicas impresionantes.
También
hay una zona con cancha de baloncesto, pista de patinaje y juegos infantiles
(similar a la de cualquier parque). Además puedes encontrar músicos callejeros,
mimos, y cientos de paradas ambulantes de suvenires.
Para niños más mayores una buena
opción es llevar un bloc y lápices de colores, y que intenten copiar algunas de
las llamativas esculturas. El estilo propio de
Gaudí impregna cada piedra y elemento del lugar.
En la página oficial del
ayuntamiento (disponible en varios idiomas) http://www.parkguell.cat/es , dentro del
apartado “Prepare la visita y Rutas recomendadas”, puedes descargarte un plano
y organizar tu propia ruta. Aunque otra opción perfecta es entrar sin rumbo e
ir descubriendo la originalidad y belleza de este parque.
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