De Colonia, me quedan dos sitios
muy apropiados cuando viajas con niños.
Dar un paseo por el caso antiguo
de Colonia es muy agradable y además te permite descubrir a Tünnes y a Schäl; a
los cuales nosotros rebautizamos como “Don Pepito y Don José”. Son dos esculturas
de bronce y están ubicadas en un patio interior de camino a la Gran San Martín.
Tünnes y Schäl, figuras ficticias, nacieron en el Teatro de Títeres de Colonia
y simbolizan a los colonenses. Tünnes, gordito pelirrojo, es un campesino
simplón que lleva una bata azul, zapatos de madera y un pañuelo rojo en el
cuello. Cuando hace algo mal ha sido por desconocimiento, además es un poquito
simple. Schäl, flaco fino, viste un impecable traje y lleva sombrero. Le gusta
usar palabras rebuscadas del lenguaje y es astuto. Para colmos, Schäl es bizco.
Eso significa su nombre pero también: truhán, falso. Según la tradición si
tocas la nariz de Tünnes tendras suerte en el amor y la salud, mientras que si
acaricias, la mano de Schäl tendrás suerte en el dinero. Y ya que estamos,
mejor tocar a los dos, ¿no?
Otro sitio, para hacer las
delicias de peques y mayores, es el Museo del Chocolate (Schokoladenmuseum)
propiedad de la casa Lindt. Está situado muy cerca del centro de la ciudad, en
una pequeña isla en el Rin. La entrada cuesta 7,50 euros (verano 2014) por adulto, aunque hay
descuentos para niños, familias o grupos. En el vestíbulo del museo, hay una
enorme fuente de 3 metros de altura de chocolate, donde puedes mojar un
barquillo. Con un área de exposición de 4.000 m² y más de 2.000 piezas de
chocolate expuestas, está dividido en tres zonas: Historia del Cacao y del
chocolate, Producción del chocolate y Próductos y anuncios clásicos. Toda una experiencia deliciosa.
Colonia ofrece muchas actividades
para estar entretenido, pero nosotros decidimos, una vez de disfrutar dos días
de la ciudad acercarnos hasta Aquisgran (Aachen en alemán), a unos 65 km. Esta vez también
optamos por el tren como la mejor forma de desplazarnos. Aquisgrán se
halla en el centro oeste de Alemania, al lado del extremo sur de Holanda y de
la frontera con Bélgica. El día estaba lluvioso así que no pudimos pasear tan
tranquilos como hubiéramos querido, pero aún así mereció la pena.
Desde la estación de ferrocarril
al casco antiguo, lo primero que descubrimos fue el Teatro de Aquisgrán. Desde
él, se divisa su preciosa Catedral, que es el primer monumento declarado
Patrimonio de la Humanidad en Alemania y uno de los 12 del mundo que fueron escogidos en la primera elección en 1978. La catedral es el lugar donde se encuentra la tumba de
Carlomagno y era el lugar donde los Reyes de Alemania eran coronados. Destacan
sus impresionantes vidrieras y la Capilla Palatina.
Cerca de la catedral nos
encontramos el Ayuntamiento, de estilo gótico, aunque podemos distinguir
estilos arquitectónicos anteriores en su fachada, como la torre cuadrada. En su
sala blanca se negoció en 1748 la Paz de Aquisgrán, que puso fin a la Guerra de
Sucesión Austriaca. En el piso superior se encuentra la sala imperial, donde
anualmente se entregan los premios Carlomagno. He de decir, que moverse con carrito de bebé por estos
edificios es complicado. La entrada a la Catedral es gratuita pero al resto de
los sitios es bastante caro. Pero simplemente disfrutar de las fachadas merece
la pena.
A la sombra de una de las torres del
ayuntamiento (la Torre Granus) y que resulta ser el edificio más antiguo de
Aquisgrán, hay un restaurante que fue el lugar donde comimos y tiene una
simpática camarera de padres españoles que nos hizo sentir como en casa.
En una de las plazas cercanas a
la catedral, descubrimos una fuente que encanto a nuestra peque. Se llama
Puppenbrunnen y está formada con muñecos articulados que se pueden mover. Cada
muñeco representa una característica propia de la ciudad: hay un profesor (Aquisgrán
posee una de las universidades más prestigiosas de Alemania), máscaras (el
carnaval es importante para esta ciudad), un clérigo, un caballo,…
Nos quedaron muchas cosas por
descubrir de esta parte de Alemania, pero es algo que esperamos solucionar es
futuros viajes, porque esta escapa nos encantó.
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