Seguimos con las películas de Disney, y es que dan mucho
juego para hacer más atractivo el viaje a los peques. Enredados no es la mejor
ni más conocida de las películas de Disney, pero esta espectacular montaña
normanda en la que se inspiraron los dibujantes si que merece un viaje.
Enredados se basa en el cuento de Rapunzel de los Hermanos
Grimm. Rapunzel es una princesa que fue
robada a sus padres cuando era un bebé y encerrada en una torre. Ahora es ya
una adolescente muy imaginativa y decidida que consigue escapar de su encierro
con la ayuda de un bandido encantador llamado Flynn.
El promontorio que forman la población de la película Enredados con el palacio real en su cúspide fue tomado a imagen del
paisaje del espectacular Monte Saint-Michel en Normandía. En ambos casos,
realidad y ficción, se trata de una
bahía rodeada por todos sus lados de agua y que, en función de las mareas puede
accederse fácilmente o no.
Mont Saint Michel es uno de
esos lugares que tiene bien merecida su fama, de los que no decepcionan una vez
visitado. Es un pequeño monte rodeado de agua del mar por un lado y tierra por
otro, aunque ocasionalmente queda recubierto por la marea completamente y se
transforma en una isla. Las tierras de la bahía que rodean el monte son
completamente llanas, sin edificaciones destaca desde muy lejos en el
horizonte. El monte está coronado por la Abadía del Mont-Saint-Michel y a los
pies de ésta se erige un pequeño poblado con una calle principal y unas pocas
callejuelas. El Mont Saint Michel y su bahía forman parte del Patrimonio de la
Humanidad desde 1979.
Atención!! Leyenda para contar a los niños
Cuenta la leyenda que fue
fundada en el s.VIII, cuando el obispo Aubert de Avranches recibió en sueños la
visita del arcángel san Miguel. La abadía todavía luce en lo alto una estatua
dorada de cobre de san Miguel dando muerte a un dragón, símbolo del triunfo del
bien sobre el mal.
En el pueblo hay cinco hoteles,
una decena de bares y restaurantes, numerosas tiendas de souvenirs y artesanía
y un pequeño museo. Todo el conjunto está rodeado por unas enormes murallas que
se pueden recorrer sin coste. De forma permanente,no viven más de cuarenta
personas pero en un día de temporada alta hasta 20.000 turistas pueden
visitarlo.
Para llegar, las únicas maneras
son o vehículo propio o tren + autobús. Para hacer una visita básica, se
neceistan mínimo tres horas; con niños, lo mejor es dedicarle toda una jornada.
No es un lugar fácilmente accesible para personas con movilidad reducida y/o
cochecitos de bebés; pero es un lugar que encantará a los niños en cuanto
anden. El aparcamiento se encuentra a
2,5km y desde allí un autobús lleva hasta las cercanías de la muralla de forma
gratuita. Una vez contemplada la vista general, tendremos la opción de caminar por su única
calle hasta la puerta de la Abadía o subir a la muralla para bordearlo por
fuera. La segunda opción es más cansada y un poco más
dificultosa, pero la recompensa son unas impresionantes vistas de toda la
bahía. De todos modos, cerca de la Abadía hay un mirador donde observar la bahia.
Para visitar la Abadía del Mont Saint
Michel, hay que pagar entrada pero merece la pena. Se pueden comprar las
entradas por anticipado y así ahorrarse la larguísima cola que se forma en las
taquillas. Aunque la mayoría de salas son diáfanas, impresiona
desde dentro tanto como lo hace desde fuera. Abre de 9 de la mañana a 7 de la
tarde en verano.
Resulta muy curioso ver cómo llega la marea alta al Mont
Saint Michel y lo rodea. Para presenciar este fenómeno recomiendan estar 2h
antes de la hora indicada de llegada de la marea. Esta hora se encuentra
disponible en la web oficial http://www.ot-montsaintmichel.com
Sin duda, le sobran motivos para ser el segundo lugar de
Francia más visitado.
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