Vivir en una gran ciudad como
Madrid, no implica que no se pueda disfrutar de la naturaleza con niños a pocos
kilómetros. Y el otoño es una época perfecta
para pasear por los bosques, disfrutando de sus colores de amarillos,
marrones y rojos y del crujido de las hojas bajo los pies.
Una de las opciones es el Hayedo de Montejo, que está dentro de la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón, en el
pueblo de Montejo de la Sierra. Se trata de un espacio accesible, con muchas
visitas guiadas y gratuitas donde los peques son bienvenidos. La mitad de las
visitas son con reserva previa y la otra mitad se dejan para reserva
presencial, en el centro de interpretación de este espacio natural. Hay hayas
enormes, de más de 20 metros, y algunas centenarias como La Roca, que cuenta ya
más de 250 años. También encontramos robles, cerezos o avellanos, y entre sus
troncos pululan el jabalí, el corzo y el gato montés.
Si los niños son pequeños la ruta
ideal es la de la “Senda del Río”. Dura
una hora y cuarto. El recorrido es en paralelo al río Jarama y va mostrando los
diferentes tipos de vegetación, se habla de los animales que la habitan, se
buscan sus huellas. En medio de la visita se hace un alto en una cabaña y el
guía muestra tipos de hoja, de animales, de excremento, etc.
También podéis acercaros hasta Navacerrada y subid el camino que asciende a La Bola del Mundo o recorrer el camino Schmid. El camino Schmid es una ruta de nivel bajo si se hace en el sentido de Puerto de Navacerrada a Cercedilla. La ruta está señalizada con círculos amarillos hasta la Pradera de los Corralillos. Se puede realizar en bicicleta y el paraje es precioso en cualquier época del año.
Otra opción es el Parque Naturalde Peñalara.
Aquí se pueden optar por dos rutas. Si llevas carrito, se puede hacer una
excursión hasta el Mirador de la Gitana,
haciendo una parada en el camino para refrescarse en la Fuente Cubeiro. El camino comienza
empedrado y continúa de tierra apisonada hasta el indicativo de “Laguna de
Peñalara” justo en el citado mirador. Para niños más mayores (a partir de 7 u 8
años), desde el Cobertizo del Depósito (junto al Mirador de la Gitanilla) en
una hora se puede llegar hasta la Laguna de Peñalara. El camino es un sendero
en la ladera, sólo hay un tramo empinado al principio y un pequeño ascenso al
final.
Otra opción es acercarse a la
Silla de Felipe II en el Escorial. La ruta se puede empezar bien desde la falda
del Monasterio, la zona conocida como La Herrería, o bien una vez cruzada la
M505. El camino se hace bajo la sombra
de enormes castaños, fresnos y robles, el bosque está recorrido por un cómodo
sendero asfaltado. En algunas zonas los castaños son muy abundantes. Según nos vayamos
acercando iremos encontrando rocas con musgo y comenzará la inclinación para
subir hasta la gran roca conocida como La Silla de Felipe II. La tradición
cuenta que desde esa roca, el monarca Felipe II, seguía las obras de construcción
del monasterio del Escorial.
Por esa zona otra una ruta ideal
para hacer con niños es la de la Cascada del Hornillo, ya que es de fácil
acceso y en el camino se suelen encontrar animales como vacas o caballos, cosa
que a los peques suele encantarles. Se halla en la Sierra Oeste, en el término
municipal de Santa María de la Alameda. Si se viene de El Escorial por el
puerto de la Cruz Verde, está a unos cinco kilómetros después de Robledondo, en
una curva donde hay un aparcamiento, en el puente de la Aceña.Por el camino
iremos encontrando distintos saltos de agua, hasta llegar al defnitivo, que
mide 10 metros de altura. Gracias a la disposición del entorno, podemos
acercarnos a ella sin ningún peligro, casi hasta tocarla.
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