Aunque el reloj de agua (cuyo nombre para jugar al Trivial Pursuit es clepsidra) más antiguo del que se tiene conocimiento, data del 1530 a.C., hoy día no es muy habitual ver uno de estos magníficos artefactos capaces de decirnos casi de forma mágica qué hora es. Creados para la noche, cuando no era posible utilizar el reloj solar, los que nos han llegado de aquella época eran sencillas vasijas que contenían agua hasta un cierto nivel y un orificio en la parte inferior por el que salía el agua a una velocidad determinada que hacía marcar la hora.
Pero poco o nada tienen que ver esas clepsidras ideadas por egipcios y griegos con las que os vamos proponer ver.
Si buscáis un poquito por la red, veréis que hay una figura clave en todo esto:el científico y artista francés
Bernard Gitton, autor de varios de estos imponentes relojes:
- "The Water Clock", en el Museo de los Niños de Indianápolis (del cual hablaremos otro día, porque merece un gran reconocimiento);
- "Clepsydra Water Clock" en Abbotsford, British Columbia
- "Time Flow Clock" Europa Center, Berlin
- "Time-Flow Clock" Rødovre Centrum, Dinamarca
- Y el rloj de agua del centro comercial "Shopping Iguatemi" en Porto Alegre (Brasil).
Para que os hagáis una idea de su funcionamiento, el de Indianápolis mide aproximadamente 8 metros de altura, las luces en el reloj son verde claro. Está hecho de vidrio y acero, y contiene 260 litros de una solución de agua desionizada (para mantenerla como aislante de electricidad), metanol (para evitar el crecimiento de bacterias en el interior del reloj) y colorante azul. Fue ensamblado en Francia para asegurar su funcionamiento, posteriormente fue desarmado y enviado en barco a Indianápolis. Una curiosidad: tiene 12 esferas grandes para marcar las horas, pero sólo tiene 58 esferas pequeñas como marcadoras de los minutos en vez de 60, porque los dos minutos que faltan los emplea el agua en volver a llegar arriba.
Si Indianápolis os parece muy lejano, para los que vivís en España hay una réplica mucho más próxima, concretamente en el
Centre Júlia de Andorra.
También mucho más próximo y con un estilo muy diferente al del artista francés, Fernando Capdevila creó su particular reloj de agua.
Lo podéis encontrar a la entrada del restaurante
Can Traver, en la localidad barcelonesa de Bigues i Riells. En este caso no se trata de llenar esferas, sino de mover una enorme rueda (como si de un molino se tratase) que es la que nos marca la hora.
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