3:00 a.m.: "Es que yo lo que tengo es hambre, no quiero dormir..." Es complicado convencer a un niño para que se vaya a dormir cuando su cerebro y su estómago opinan lo contrario.
El "jet lag" o desfase horario es un trastorno pasajero que padecemos cuando viajamos a través de varias franjas horarias. Se estima que produce efectos significativos sobre la salud cuando el desplazamiento es, al menos, de dos zonas horarias. Al avanzar en las zonas horarias se adelanta la hora a la que deberíamos dormir, cuando para nuestro reloj interno aún no ha llegado la hora de dormir de los días previos. Este desajuste es más marcado cuando viajamos hacia el este (desde España, dirección China), ya que esto produce un acortamiento de las horas de luz y, por tanto, del ciclo externo.
Este trastorno por supuesto que afecta a los niños, si bien en función de la edad su impacto varía. En lactantes muy pequeños, su impacto es mínimo, pues no tiene un ritmo día-noche tan marcado (duermen muchas horas durante el día). Los niños más mayores ya entienden por qué se produce y que sigan una serie recomendaciones puede minimizar las molestias. Sin embargo, los niños en edades intermedias (preescolares o escolares pequeños) son los que presentan mayor afectación y es en ellos en los que se ha de poner mayor cuidado para facilitar su adaptación.
Los síntomas pueden ir desde el insomnio, el sueño durante el día, malestar, hasta irritabilidad, cansancio generalizado, nauseas y diarreas.
Lo primero es aceptar que los niños no son robots y no se pueden desenchufar y pensar que en un par de días se solucionará.
Se pueden tener en cuenta una serie de cosas que pueden ayudar a sobrellevarlo mejor:
- A la hora de elegir el vuelo llegar a la ciudad de destino durante el día hace más fácil combatir el jet lag que hacerlo durante la noche.
- Una de las cosas que despiertan los niños por la noche, al cambiar la zona horaria, es el hambre. Por este motivo es importante que hayan cenado bien antes de ir a dormir. Si se despierta en mitad de la noche, pequeño tentempié pero nunca una comida completa.
- Es importante beber suficiente agua. Estar hidratado antes, durante y después de un vuelo, es fundamental para aliviar el jet lag, que además de estropear los ritmos horarios, afecta a la hidratación de nuestro organismo.
- En viajes hacia el oeste puede ser práctico retrasar la hora de acostarse los días previos al viaje.
- En viajes hacia el este, es al contrario, deberíamos adelantar la hora de despertarse días antes del viaje.
Como profesional sanitario que soy, no recomiendo su uso para los niños; lo considero innecesario. Y en caso, de querer administrarla a los niños, es importante consultar siempre con el pediatra previamente .
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