Ubicada en el corazón de la costa asturiana, Avilés es la ciudad más cercana al aeropuerto de la región. De origen medieval y de gran tradición marinera, es una ciudad preciosa.
Si decides llegar en avión, hay autobuses y taxis que te trasladaran hasta el centro de la ciudad. Desde Oviedo o Gijón hay autobuses y tren (FEVE).
Si vais en coche desde Oviedo (hay unos 25 kilómetros) hay que coger la A-66 y llegaríais en media hora.
Al llegar en coche a Avilés, lo primero que destaca es el Centro Niemeyer, única obra en España del arquitecto brasileño. Es un centro multicultural. Es impresionante la Torre-Mirador, con una altura de 20 metros.
Las calles del centro de Avilés son casi todas peatonales y están llenas de soportales, que nos permitirán seguir descubriendo la ciudad a pesar de que la habitual lluvia asturiana aparezca. Lo más fácil es empezar a conocer el casco histórico desde la Plaza de España (debajo de la cual hay un aparcamiento subterráneo).
La Plaza de España es el centro histórico de Avilés. Es conocida popularmente como El Parche. El origen de El Parche está en el siglo XVII, cuando la mayor parte de la Villa de Avilés vivía protegida por una muralla medieval que la defendía, pero que por aquel siglo ya la empezaba a asfixiar. Las edificaciones en el interior del recinto amurallado habían llegado al límite. Así que fue necesario construir fuera de la cerca, y se hizo hacia el sur, ya que por el norte estaban las marismas y el mar.
La plaza es capaz de ordenar dos calles de procedencia medieval, dos barrocas y dos modernistas (cinco de las cuales son peatonales, perfectas para visitar con peques). En ella podemos ver dos singulares edificios: el Ayuntamiento y el palacio de Ferrera.
Cogiendo la calle San Francisco, llegamos a los Caños de San Francisco, obra de canalización del siglo XVII, formada por 6 caños con forma de cabezas humanas, de cuya boca emana el agua que da al pilón.
Un poco más arriba de la calle Galiana, en la plaza del Carbayedo, hay un parque infantil bastante amplio (sigue siendo zona peatonal).
Caminando hasta el final de la calle La Cámara, llegamos a la Iglesia de Santo Tomás de Canterbury o iglesia nueva de Sabugo. De esta iglesia destaca su monumental fachada, coronada por el escudo de Avilés y sus dos torres de 47 metros de altura.
Seguimos hasta la Iglesia San Nicolás de Bari, cuyo interior guarda una preciosa pila bautismal de origen romano. La calle San Francisco nos da paso a la calle Galiana, es la que tiene el soportal más largo. Otra característica de la calle Galiana es el pavimento de los soportales, dividido en dos partes: empedrado para el transito del ganado y quien calzaba madreñas y otro de loseta para los ciudadanos. Desde 1987 es en esta calle donde se organiza el "Descenso Fluvial" el evento más original de las fiestas de carnaval. La fiesta consiste en la fabricación de unos singulares artilugios que simbolicen unas embarcaciones que se deslizan por esta calle y que navegan a través de un mar de espuma entre numeroso público que también participa 'regando' a los ciudadanos.
Tras recorrer la calle, volvemos de nuevo a la Plaza de España, para coger la calle La Cámara (de estilo modernista). La primera a la derecha nos lleva al Palacio de Camposagrado. Es de estilo gótico, y la fachada posterior se fusionó con la muralla de la ciudad debido a que daba directamente a la ría, lo que hace que parezca un castillo.
Más adelante en la Plaza Carbayo, encontramos la Iglesia románica de Sabugo, en lo que fue el centro del antiguo pueblo de pescadores de Sabugo. Sabugo estuvo prácticamente separado durante siglos del resto de la ciudad excepto por un estrecho puente. Las obras efectuadas para ganar terreno a la marisma a principios del siglo XX hicieron posible su integración en la ciudad.
La Oficina de Turismo organiza visitas guiadas de una hora aproximadamente de duración en las que los niños son bienvenidos (para ellos son gratis si tienen menos de 11 años).
Otro buen plan si vas con niños es visitar el Museo de Avilés, porque es muy interactivo. En él podréis conocer las diferentes etapas históricas y su legado en esta ciudad (la ciudad industrial, la villa medieval y la ciudad del futuro). Tres plantas para investigar a partir de antiguos manuscritos, fotografías, vídeos y hasta un antiguo teatro musical.
En Avilés hay un dulce típico que se llama "marañuela", que merece la pena ser descubierto por niños y mayores. Y por supuesto si hablamos de gastronomía no pueden faltar: fabes, cachopo, pixtin, quesos,....¡Todo riquísimo!
Y hablando de comida, algo curioso para visitar es la lonja de pescado. Es un edificio moderno a las afueras de Avilés donde la subasta es dirigida por sistemas informáticos y todo está automatizado. Aún así, tiene su encanto visitarla.
¿Animado a descubrir Avilés?
Porque ser padres no nos ha quitado las ganas de viajar, sino que las ha incrementado.
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