jueves, 11 de septiembre de 2014

Descubriendo el estado de Renania del Norte - Westfalia: Düsseldorf - Colonia - Aquisgran (I)

En verano decidimos hacer una escapada de seis días para descubrir esta zona de Alemania. Renania del Norte -Westfalia es uno de los dieciséis estados federados. Comparte fronteras con Bélgica y los Países Bajos. La capital del estado es Düsseldorf, y otras ciudades muy pobladas son Colonia, Leverkusen, Essen, Dortmund, Bonn y Aquisgrán.

El esquema básico de viaje fue: volamos hasta Düsseldorf donde estuvimos 2 noches - de Düsseldorf en tren hasta Colonia donde estuvimos 4 noches - de esos días en Colonia, en uno visitamos Aquisgrán, a donde nos acercamos en tren. Como nuestra peque todavía no se manejaba bien con eso del andar, decidimos hacer sólo turismo urbano, dejando otro tipo de turismo más verde para otra ocasión.

Por cierto, los viajes en avión con niños, las diferentes compañías y el traslado del carrito los trataré con detalle en otro post.

Nos alojamos en apartamentos turísticos, lo cual nos permite mantener horarios de baños, cenas y sueño de nuestra pequeñaja perfectamente. Los reservamos con antelación, para evitar sorpresas y a través de webs especializadas (tema que también dejo para otro post).

Como en la mayoría de grandes ciudades, hay tren desde el aeropuerto al centro mismo de Düsseldorf, así que decidimos coger el apartamento cerca de dicho centro urbano, para evitar demasiados transportes públicos o caminatas recién aterrizados. Además, esto nos permite movernos con mayor autonomía después y la diferencia de precio con apartamentos más alejados no era significativa.

En el aeropuerto, en la oficina de turismo tienes planos del tren y de la ciudad en muchos idiomas (entre ellos castellano). Una puntualización: nosotros llegamos al Aeropuerto Internacional de Düsseldorf, a 8km del centro y unos 25 minutos en tren; pero hay compañías como Ryanair, que aterrizan en Düsseldorf Weeze, que está a 65 km de la ciudad.

Düsseldorf nos sorprendió muy gratamente, y eso que era la ciudad en la que menos expectativas llevábamos puestas. Mirando en diferentes guías y webs nos preparamos una ruta por la ciudad, de la cual no teníamos ningún problema es desviarnos si algo llamaba nuestra atención.

Empezamos el recorrido por la calle Königgsallee, conocida coloquialmente como la "Kö". Es un bulevar  tiene a los lados del canal tiendas grandes y lujosas marcas internacionales. Al final de la “Kö” (a la altura de la calle Schadowstrasse), encontramos la fuente de los Tritones.


Merece la pena, parar para disfrutar, ver los patos, mirar el agua de la fuente, observar las flores (vamos lo normal que se hace con peques…) Desde la fuente puedes ver el Kaufhof, uno de los primeros grandes almacenes de Alemania. En la esquina, esta “la delgada Matilde”, un reloj que sirve de punto de encuentro para los habitantes de la ciudad.

Paseando entre las calles, nos dirigimos al casco antiguo (Altstadt). Al final de la calle Hunsrückenstrasse, encontramos la iglesia de San Andreas, con toda su fachada en obras, pero una de las iglesias más bonitas de esta zona. Siguiendo por la calle Bolker, está la iglesia evangélica de Neander. A las 11, 13, 15 y 18h vale la pena escuchar el carrillón. Al final de la calle Bolkerstrasse (llena de bares y restaurantes, por lo que se considera la barra de bar más grande del mundo) se llega a la plaza del mercado, donde está el Ayuntamiento de Düsseldorf y se alza la estatua a caballo del príncipe Jan Wellem. Desde aquí, el imponente Rin queda queda a muy pocos pasos.

Merece la pena disfrutar de los detalles de las calles, de comer en alguna de sus típicas cervecerías y degustar un helado en alguna de las múltiples heladerías repartidas por la ciudad. En las cervecerías elaboran y sirven la cerveza propia de esta zona conocida como Altbier, muy diferente de la Kölsch típica de la vecina Colonia, que se suele acompañar de abundante
comida como codillo, salchichas, panceta, puré de patata y ensalada.

A los más peques seguro que les gusta el símbolo de la ciudad, el cual se repite en mobiliario urbano y alguna estatua como si del escudo de armas se tratase. Se trata de dos niños dando una voltereta o rueda, celebrando el final de una guerra en la Edad Media.

El paso por la orilla del majestuoso Rin, también merece la pena. Se pueden ver muchos barcos de trasporte de mercancías. La torre de telecomunicaciones de Dusseldorf (Rheinturm) destaca por sus 174 metros de altura. A lo largo de este paseo, se llega hasta los edificios diseñados por Frank Gehry, arquitecto de fama mundial que en España lo conocemos especialmente porque fue quien diseñó el Museo Guggenheim de Bilbao.


En estos tres edificios las paredes de aluminio y espejos ondulados o en forma de cubos superpuestos chocan con la estética más clásica que conocemos todos.
A lo largo del recorrido por la ciudad, destacan unas esculturas  muy curiosas de personas que parecen observar lo que ocurre en las calles: son un fotógrafo, una madre con su hijo en brazos, una pareja cogida de la mano, una novia que parece ir a la fuga, etc. Son obras del artista Christoph Poeggeler y puede ser una buena aventura para los peques encontrar las 9 que hay distribuidas por la ciudad.

Aunque no tan conocido como el de Colonia, los habitantes de Düsseldorf también disfrutan de un buen carnaval, como bien dejan huella por toda la ciudad con referencias a él, como preciosos arlequines en esculturas o pinturas.

Después de disfrutar durante dos días de la alegre Düsseldorf, nos dirigimos a Colonia en un tren de cercanías (unos treinta minutos de trayecto y 20 euros dos adultos y un menor de 4 años). Lo que descubrimos allí lo dejo para otro post…

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